El desierto, el camino, dos seres, dos personas que caminan, que transitan, que bailan y lloran hacía volverse vegetación, en esta tierra de desierto y de violencia, al igual que Dafne, parece la única solución para permanecer, esa, la de volverse planta, y en 100 años tal vez, ser bosque, ser testigo y permanecer. Un viaje por la búsqueda de la identidad, de la defensa y la fantasía, del mito griego a shakespeare, pero bien sonorense.